Mi viejo diario, me gustaría que lo que ahora escribo quedase al margen de cualquier debate sobre la existencia de Dios y que, haciendo un ejercicio ecléctico, la referencia a él sea tomada por cada uno según sus creencias o convicciones:
La referencia de las cosas no es el hombre, sino Dios. De otra manera no se entendería que mientras que para nosotros todo es extremadamente lejano y complejo, el Universo entero cogería sobradamente en la palma de la mano de quien lo creó.
Ya te contaré otra vez.
Ya te contaré otra vez.
Hola.
ResponderEliminarLa referencia debe ser cosa importante. ¿Quién no ha querido ser referencia alguna vez? Hasta en lo más simple nos gusta ser referencia. Ahora bien, ¿cuál es la referencia más importante? Me declaro incapaz para saber y, mucho menos descubrir, cuál es la referencia de las cosas.
Desde la posición intermedia que sugieres, creo que la referencia debe ser la actitud del ser humano ante su entorno y no el propio ser humano como tal. La postura que hemos tomado ante la vida nos debe guiar a la hora de mejorar esa postura.
No sabría decir cómo se denomina este pensamiento, si es que no está ya bautizado, pero a mí me ha ido bien.
En cuanto a la magnitud de la palma de la mano del creador, repito, ahí me pierdo. Quizás por eso me agarre a lo más cercano, al ser humano y su actitud. Sí, ya sé, no es muy buena la referencia, pero es lo que tenemos y debemos tratar de mejorarla para que sirva de guía a nuestros hijos, a nuestra familia. Es lo que me gusta del ecologismo: Piensa globalmente, actúa localmente.
Un abrazo.
Como siempre, gracias por escribir, 'Gondi'. Un blog puede quedar definido por su autor, pero su identidad la irán marcando, con toda seguridad, los comentarios de quienes lo visiten.
EliminarAunque el texto de 'Mirando a las estrella' lo escribí hace tiempo y lo publiqué en mi primer intento de llevar un blog personal ('El tiempo indivisable', del que tú tuviste conocimiento), la verdad es que lo recupero ahora porque casa con la línea argumental de 'Nanonimiedades': el relativismo de cualquier cosa, sea la que sea, en relación con el resto de todo lo que exista o podamos imaginar, y la intrascendencia del ser humano, por eso mismo, en la historia del Universo.
Ante esta situación hay, al menos, dos posturas sensatas. Una sería creer en algo como si de una verdad incontestable se tratase, sin necesidad de explicación o demostración; y otra, como tú haces, ampararse en lo más cercano y tangible. Postura que yo comparto e intento seguir también, si bien con dos conocidos latinajos presidiendo mi existencia: 'Carpe diem' y 'memento mori'.