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domingo, 1 de diciembre de 2013

Patrimonio Humano del Distrito Centro (presumiendo de hermana)

El pasado viernes, 29 de noviembre, la iglesia de San Agustín de Córdoba acogió el acto de entrega de los galardones de Patrimonio Humano del Distrito Centro a las doce personas elegidas para la edición del presente año. Con esta distinción se viene a reconocer a diversas personas cuya labor en el ámbito profesional, humano o social las hace dignas de reconocimiento y de ser dadas a conocer públicamente.

En la edición de este año, los galardonados han sido:

Antonio Giménez Castro, maestro cuyo compromiso educativo ha marcado su vida profesional.

Antonio Rodríguez Paniza, fundador de la asociación vecinal San Bartolomé, desde la que se impulsaron importantes iniciativas para la mejora de la vida del barrio.

Carmen Toscano Casino, que en el dolor incomparable de una madre que pierde a su hija de manera violenta encontró las fuerzas para luchar contra la indolencia de la justicia.

Francisco Campos Espinosa, que no sólo a su barrio sino a Córdoba entera ha dado prestigio con el encanto y la calidad que ofrecen las Bodegas Campos.

Isabel Mª Guerrero González, por su implicación en la labor humanitaria de Adevida, de la que actualmente es su presidenta, destacando la colaboración de esta asociación con la residencia de las Madres Adoratrices.

José Rodríguez Peña, guitarrero o artesano de la guitarra, cuyas obras son reconocidas internacionalmente y adquiridas por los artistas más prestigiosos de todos los estilos musicales.

Lino Lechuga Carmona, en quien se personaliza la figura de tantos y tantos cordobeses que en los difíciles años que España atravesó en el siglo pasado dejaron su tierra para buscar mejor fortuna en otros lugares.

Mª Dolores Vallecillo Fernández, que en 2.006 asumió el reto de dirigir Cáritas Diocesana, encabezando las acciones encaminadas a ayudar a los más necesitados, siempre con la inestimable colaboración del cuerpo de voluntarios.

Fray Miguel A. Vílchez Torés, Dominico de amplia formación humana, que teniendo la palabra como un don natural siempre se ofrece a descubrir a quien lo necesita la manera de afrontar los momentos de dolor, de afrontar las dificultades y de recuperar la esperanza en los momentos más difíciles.

Rafael Zafra León, cofrade ejemplar, impulsó desde la Hermandad de la Expiración la renovación de la tradición cofrade que nuestra Semana Santa experimentó en los años 70 del siglo pasado.

Ramón García Romero, guadamecilero que ha sabido preservar y elevar a su máxima expresión el oficio cuyos secretos recibiera de su maestro, Rafael Bernier. Fallecido recientemente, la distinción la recibió su sobrino.

Y Toñi Vidal Montero, mi hermana y por la que de manera especial asistí al acto del pasado viernes. A ella se le reconoce su solidaridad y valentía para decir sí a una empresa tan difícil como la de hacerse cargo en régimen de acogida de niños desamparados del Centro de Protección Beatriz Henríquez. Niños en situación de desamparo y, en casi todos los casos, con alguna dificultad añadida, ya sea de salud o derivada de la vida que llevaban anteriormente y que ella nunca tuvo en cuenta para acogerlos, pero que nosotros no podemos omitir para darle su justa dimensión a los méritos de sus actos.

El acto se celebró en el marco incomparable de la iglesia de San Agustín, que ya se encontraba completamente llena de público desde media hora antes de su comienzo. Entre los asistentes se encontraba D. José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba, además de diversas autoridades municipales. En la organización del acto, el Consejo de Distrito Norte contó con la colaboración del Ayuntamiento a través de las delegaciones de Participación Ciudadana, de Cultura (Cultura en Red) y de Presidencia (Gabinete de Medios de Comunicación).

La presentación del acto corrió a cargo de Rocío López (Técnica de Participación Ciudadana) y Rafael A. Castejón (Cultura en Red), quienes, para la lectura de las semblanzas de los galardonados contaron con la colaboración de Carmen Bujalance (directora del Centro Cívico Centro), Raúl Alonso (escritor), Susana Córdoba (actriz) y Juan Carlos Roldán (presentador de informativos de Canal Sur)

La entrega de reconocimientos fue amenizada por las cantantes Concepción Martos y Mª José Cantos, los bailarines Alejandro Amores y Carmen Muñoz y el Cuarteto Orpheus.

Tras finalizar el acto, los asistentes recibieron un calendario de 2.014 con la semblanza de los receptores de las distinciones.

Os dejo el enlace a la galería de imágenes del acto, no sin antes decir que de toda la emotividad que revistió este acto, por cuestiones personales me quedo con el pellizco súbito que sentí en el estómago cuando nombraron a mi hermana Toñi. La sensación es muy especial cuando al decir públicamente el nombre del homenajeado dicen tus propios apellidos:









3 comentarios:

  1. Muchas gracias, Jesús, por el artículo. Siempre ejerces de cronista de la familia, un cronista de lujo. Y muchas gracias a todos los que me acompañásteis el pasado viernes, físicamente en San Agustín o con el corazón desde la distancia. Siempre he dicho que todo esto es posible gracias al apoyo de mi familia y amigos.

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  2. La distinción del pasado viernes de Toñi me ha servido para hacer una serena parada en mi, quizás demasiado, acelerada vida y reflexionar. Creo que nadie duda que el reconocimiento es merecido, pero yo, que comparto con ella el dia a día desde hace muchos años, lo valoro más si cabe. Sigue sorprendiéndome con su generosidad y su implicación constante en esta tarea con los niños más vulnerables y más vulnerados, parece como si esa fuera su, nuestra, tarea fundamental. ¿Quién puede negarse a ese empeño tan noble? No os engañéis, es ella la que da siempre el primer paso, el más importante para empezar a andar. Por eso la sigo queriendo tanto, no sólo por como es, sino también por como soy yo estando a su lado.

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  3. La familia de sangre nos viene dada por la naturaleza, nada podemos hacer por elegirla; como tampoco podemos influir prácticamente nada en cómo será la ampliación que la familia vaya experimentando con los años, cuando nuevos lazos afectivos y nuevas generaciones vengan a ampliarla notablemente.

    Son, pues, casualidades y circunstancias que escapan a nuestra voluntad las que determinarán en este sentido nuestra suerte en la vida. Y este reconocimiento de Patrimonio Humano me brinda una ocasión ideal para afirmar que en mi caso no puedo menos que considerarme un verdadero afortunado de la vida.

    Gracias a los dos por ser parte de esas casualidades y circunstancias que ahora me permiten hacer tan afortunada afirmación.

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